miércoles, 29 de julio de 2009

Salió con su bicicleta hacia la izquierda, bordeando el río hasta la desembocadura. Antes de salir a la ruta, freno en la estación de servicio para comprar galletas y un encendedor.
Benjamín repetía este ritual mágico cada vez que podía. Hacia cinco meses que no disfrutaba de la estabilidad de su hogar. Su bicicleta. Cinco meses fuera de casa. Compartiendo desayunos, almuerzos y mas de una cena con personas. Su único cable a tierra en ese tiempo fueron las plantas.
Amaba su trabajo. No era ese el foco de su tensión. La creación del personaje social era lo que lo extasiaba. Era como tener que hablar en otro idioma todo el día.
Por fin estaba solo. Con sus pensamientos cambiando como el viento.
Las piedras de la playa irradiaban calor. Dejo la bicicleta apoyada, se saco la remera y la enrosco en su cabeza para protegerse del sol. Monto el riel a la caña, coloco la carnada y arrojo la tanza como si quisiese enganchar la linea del horizonte en el anzuelo. Reviso en su bolso si estaban las cartas. Preparo el mate, agarro una rama seca y con el cuchillo comenzó a darle forma.

martes, 28 de julio de 2009

El pensamiento cambia como el viento. Puede ser el aleteo de una mariposa o el humo que las manos meten en la boca.
-Puede ser también el beso al aire de una nena en algún parque. Se dijo Benjamín a si mismo pero ya en voz alta.
-Bueno al aire es una forma de decir. Un pensamiento típico de gente grande, diría el principito. Las nenas nunca dan besos a la nada, siempre van dirigidos a alguien. Prosiguió, otra vez para adentro.
Hasta caminar es una suerte de azar si se piensa que nunca se sabe que paso cambia el rumbo. El azar, el azar...Es probable que todo se haya hechado a rodar y nadie sepa como termine. Lo cual es trágico y esperanzador a la vez. Una tirada de dados.., los Dioses lúdicos, Einstein, Mallarmé pensaba Benjamín como si jalara de una cuerda sacando ideas del agua.
Las ideas peces, también están relacionadas con el azar, con ese mundo que puede desaparecer y volver a darse distinto.
Este tipo de pensamiento volvió a la cabeza de Benjamín, sólo después de cinco meses, un Martes al mediodía caminando por Zelarrayan. Llegó a su casa, reviso los bolsillos, las llaves siempre estaban en el último -lástima que último es de esa categoría de cosas irremediables que nunca se saben-. Entró como todos los días. Preparó el equipo de pesca, un termo de agua caliente, un cuchillo -el cual no se incluía en el equipo de pesca-, regó las plantas, arrepintiéndose de no hacerlo mas tranquilo, desde hacía tiempo había encontrado en las plantas y en su riego una forma de meditación, y se fue a pescar.
-Bueno pescar es una forma de decir. Una forma derivada de las ideas peces. Se dijo para sí en voz alta.